Fri, 04 Feb 2011 00:00:00 +0100 http://www.cogiti.es/Canales/Ficha.aspx?IdMenu=177662fe-361c-4a23-ae3f-9681caf03cb3&Cod=5a3f8401-705d-4d22-9f12-ae55ef2b422b
Según ha publicado el semanario Der Spiegel, el Gobierno de la canciller alemana, Angela Merkel, tiene intención de contratar a jóvenes cualificados del sur y este de Europa para dar respuesta a las necesidades del mercado alemán, principalmente ingenieros.
El COGITI es consciente de la grave situación laboral en la que se encuentra nuestro país y, especialmente, los jóvenes, con una tasa de paro del 42,8%, según indican las cifras de Eurostat, la oficina estadística comunitaria. Por ello, considera que "la prioridad, dada la coyuntura actual, es que los ingenieros e ingenieros técnicos españoles, a los que tanto esfuerzo ha supuesto terminar su carrera, puedan trabajar en el sector profesional para el que se han preparado, con unas condiciones laborales dignas y con plenas garantías, y si para ello tienen que marcharse a trabajar fuera de España, será una decisión acertada". A todo ello hay que añadir el dinero que cuesta al erario público la formación de un estudiante de ingeniería, para que luego sea otro país distinto el que aproveche todo este potencial.
Este posicionamiento del COGITI se fundamenta en la coyuntura laboral actual, ya que el marco ideal sería que los profesionales españoles no necesitaran salir de su país para trabajar.
Crisis del sector industrial
A pesar de que el colectivo de ingenieros e ingenieros técnicos presenta un menor índice de desempleo que la tónica general, el mundo de la ingeniería también tiene un futuro laboral incierto. Debido al deterioro progresivo del tejido industrial en España, nuestro mercado de trabajo es incapaz de absorber toda la demanda existente.
Las opciones de colocación son escasas comparadas con las que ofrecen los nuevos mercados de África, Asia, o la misma Alemania que precisa cerca de 40.000 ingenieros, en el caso de Europa. Ahora bien, sin duda es necesario el correcto reconocimiento profesional de la titulación académica y de la cualificación profesional de los ingenieros técnicos que se marchen a trabajar fuera de España y que se garantice la eliminación de problemas que, en este sentido, se han dado puntualmente en algunos países, como Francia, Grecia y Reino Unido. A estos efectos, bastaría con reconocer que la titulación de ingeniero técnico sanciona una formación universitaria de tres años de duración y que corresponde a unas atribuciones profesionales plenas en el ámbito de su especialidad técnica.
A la vista de la situación actual, es evidente que el Ministerio de Industria ha incumplido su obligación de promover e incentivar el sector industrial. Se ha perdido una buena oportunidad para reactivar ciertos sectores con una gran dimensión de futuro, como el de las energías limpias, y ahorro y eficiencia energética.
España se queda sin "capital humano" universitario; ha ocurrido con los científicos o investigadores, y ahora con los ingenieros e ingenieros técnicos. ¿Conseguiremos sin ellos el ansiado cambio de modelo productivo que tanto promulga el Gobierno? Resulta paradójico que en la Ley de Economía Sostenible se hable de la necesidad de que los trabajadores tengan una mayor cualificación, para propiciar la generación y el mantenimiento del empleo, y que a la hora de la verdad el Gobierno deje escapar todo este "capital humano". ¿Cómo vamos entonces a "incrementar la capacidad para competir en los mercados internacionales"? Esta es otra de las "intenciones" recogidas en la citada Ley, entre las relacionadas con la mejora de la competitividad.