El pasado 3 de enero, el diario “Heraldo” publicada, tanto en su versión impresa como digital, una entrevista a Juan Ignacio Larraz, que reproducimos a continuación.
En febrero dejará el cargo tras 27 años, ¿cómo ha cambiado el Colegio? ¿Y el sector?
Es increíble ver las cosas con perspectiva. Los peritos industriales fueron los creadores de la industria zaragozana durante el primer tercio del siglo XX. De ahí salieron grandes promotores, lo que ahora se conoce como emprendedores. Desde entonces, la profesión se ha ido transformando por los nuevos nichos de mercado.
Es una profesión polifacética…
Sí. En una carrera, lo que importa es la troncalidad generalista: las matemáticas, la física… Luego ya vienen las especialidades, pero la troncalidad es lo que te permite entender la ciencia, y a eso es a lo que se dedica un ingeniero: a aplicar la ciencia. Mi caso es paradigmático: fui jefe del servicio de extinción de incendios de la Diputación Provincial de Zaragoza y lo que más he utilizado ha sido la química.
Imagino que tendrán que estar en constante actualización…
El Colegio trata de facilitar todo lo posible que la gente no pierda pie en su vida, sobre todo cuando le toca cambiar de empleo, que hoy en día es muy común. Uno se puede sentir muy desasistido si no tiene un apoyo a la hora de empezar una nueva etapa.
Y la formación que se ofrece en las universidades, ¿se ajusta a las necesidades del mercado?
Un estudiante al acabar la ingeniería está despistado. Lograr el primer empleo es muy difícil, ya que no se tiene currículum. Por eso, a quienes acaban les pido humildad y trabajo. No es lo mismo decir qué hay que hacer que preguntar dónde está mi despacho.
Pero, ¿hay cantera?
Las ingenierías son las carreras del presente y el futuro. Dicen que el desarrollo de un país se cuenta por la cantidad de ingenieros que tiene. El problema es que no hay suficiente vocación. Es una carrera que entraña dificultades y te obliga a estudiar de verdad.
¿Y Aragón? ¿Mantiene el pulso?
Desde luego. En el Colegio tenemos una forma de trabajar que permite encontrar empleo casi al 100%, aunque otra cosa es la calidad del mismo. Hemos montado una oficina que se dedica a contactar con los empresarios y entrevistar a quienes desean un primer empleo o quieren cambiar a otro. Conocemos los perfiles e incluso hacemos cursos para formar a candidatos. Eso permite mantener un nivel de colegiación muy alto.
En las jornadas de medio ambiente que organizan cada dos años han hablado mucho de carbón, energías renovables… ¿Cómo valora todo lo que está ocurriendo en las cuencas mineras?
Es un tema duro. Hay que ir hacia la descarbonización, pero sin dejar de producir y sin crear traumas en la sociedad. Se necesitan políticas de largo alcance. Hay que ver todo el contexto, y parece que aquí nos movemos a golpes y solo por los intereses de las eléctricas.
¿Y el plazo que le han dado a Andorra? ¿Ve posible un cierre justo si se produce en 2020?
Habría que alargar el proceso mientras no se encuentre una solución. Hablamos de la desertización de Aragón, y eso no puede ser. Si la población se va no va a volver, y en eso, los políticos tienen una gran responsabilidad.
Como exjefe del servicio provincial de Bomberos, ¿cómo valora la atención que se presta?
Hoy en día se sabe mucho más que hace 40 años, se ha evolucionado de una forma insospechada. Yo me he retirado en un momento en el que los servicios de extinción de incendios son importantísimos. Se le ha dado prestigio a la profesión. A nivel de Zaragoza y provincia, tenemos un servicio tan bueno como los mejores del mundo.
Y a partir de marzo, ¿qué planes tiene?
Me gusta jugar al tenis, leer, ir en bicicleta con mis amigos… Tengo una familia que también me absorbe y estoy encantado con mis nietas, pero seguramente no me quedaré quieto. Me han dicho que no quieren perderme del todo en Madrid y que querrían hacerme presidente de la asociación nacional.